30 de mayo de 2010

Yo es que no sé

Grita a las despedidas que destrozan tus frascos de cristal y hacen que se vierta su contenido en tu rostro de marfil. No las dejes doler.
Dile a tu corazón nostálgico de sístoles y diástoles que se oculte en algún jirón de tu piel que imposiblemente desconozco. Quizás así pueda volver a arder.
Y vuelve allí arriba donde gritábamos al aire instantes y anhelos. Cuéntale a la ciudad a tus pies cada vómito que te revuelves las entrañas. Rasga allí el dolor y vive en tus carnes la máxima intensidad que tu cuerpo aguante, aún con esas, el tiempo te pondrá entre nuevas perspectivas que te vendrán a decir que yo nunca quise dañarte.
Grítame tus verdades y que me duelan, quizás consiga escucharte y de la vuelta. Quizás entonces se me caiga la venda y me de cuenta que mis labios aún pronunica tú nombre. Y si lo hago quizás tenga la suerte de que sigas esperándome.

[Sin embargo volví y tú ya no estabas. Entendí que dolió mucho más de lo que imaginé cuando descubrí que tu corazón estaba muriendo en mis manos. Siempre estuvo ahí. Aprendiste a recuperarlo.
Sentí que caminaba sin sentido, pues lo hacía sin latir. sin sentirme en otra piel...No sé sentir, a medias, a fogonazos, a base de mentiras...No sé sentir sin entregarme al miedo
Ya lo vistes, por mucho que sentía no supe hacerlo]




Texto: Daniel Calderón Martín
Canción: Diego Martín- Melicia- Deja una parte

29 de mayo de 2010

A contracorriente

Puede ser que te sorprendan mis palabras después de tanto tiempo, incluso es posible que descubras cuan egoista soy. Ahora ya da igual, no tengo nada que perder. Ahora ya no haya nada más, no hay salvación para mí.

Ahora solo me queda correr, ante tal verdad debo correr y alejarme más de tí. Es pagar las consecuencias de cada uno de mis actos. El camino de la vida que elegí.

Que bonito hubiese sido lo nuestro si hubiese sabido sumar y descubrir que uno y uno no siempre son dos, si yo no hubiese estado empeñado en mí, en cagarla, en comerme un mundo que solo acepta ínfimas huellas, si yo no hubiese pensado que...

Que bonito hubiese sido no tener lista de prioridades, ante ti haberla roto, haberme dado cuenta que no había nada más importante que tú, ni siquiera yo, y haber ido a morderte, a soborearte a cachitos pequeños, con calma, con placer y armar pequeñas revoluciones en tu piel.Ahora que no hay misterio la vida está del revés. Todo duele ¡Ay dios! Pobre corazón al fin te escuché, cuando ya no hay vuelta atrás, cuando te queda poco por decir te escuché. Y lloro, quizás ya me estés empezando a olvidar y yo estoy aquí escupiendo sangre a borbotones por el corazón. Solo puedo correr, ante eso solo puedo echar a correr a contracorriente y escapar del fantasma de aquel puto error. Intento que las balas que agujeran mi cuerpo no griten a la muerte, aquel perro sabueso que olisquea las vidas cansadas

[Escondido entre inseguridades idearé un plan para volver. No te pediré otra vez que esperes, pero sé que siempre sentirás que eternamente te esperaré donde no pasa el tiempo, donde aún nos que tantas cosas por hacer]

Texto: Daniel Calderón Martín

Música: Lux Aeterna.- Clint Mansell (BSO Requiem por un sueño)

26 de mayo de 2010

¿Es mucho pedir?



Busco desteñir sentimientos en colores y chorrear, y estremecerme y sentir…Que las paredes de mi habitación estén pintadas de vida, y el ventanal se especialice en contar amaneceres a dos cuerpos desnudos. Que todo sea abstracto. Sorprenderme al redescubrir cada secreto de una piel por muchas veces que los haya escuchado. Que todo sea eterno. Lamer unos labios y que sepan a miel, o a hiel, eso da igual, pero que al hacerlo notar como tiemblan ante la escasa y a la vez larga distancia, ante la necesidad de besarme, de comerme, de arrancármelos y llevárselos sumisos ante sus antojos. Que todo sea sin sentido. Vivir quimeras en un mundo de silencios donde cada palabra merezca la pena. Que todo sea ardor. Poder perder la forma a petición y ser aire, poder bufar secretos y erizar. Que todo sea con siete u ocho sentidos, quizás más. Poder mirar y que me miren y que no haga falta nada más. Que todo sea imperfectamente perfecto. Que la distancia si quiera alejarnos sienta el mismo daño multiplicado por dos. Que todo sea apocalíptico. Que dos corazones anden extasiados con esa fusión de vaivenes. Que todo sea cielo, azul o gris, pero que todo sea cielo. Que mi mirada encaje con otra mirada que no cuente cuentos. Que todo sea desfallecer. Que alumbren mis sueños pues mis luces estarán alumbrando otros sueños. Que todo sea orgásmico. Hacer mucho más que el amor y que hasta mi alma respire drogadicta de ese placer entre otros brazos. Que me roben el corazón aunque siempre viva en el mismo sitio. Que todo sea de verdad. Que todo sea amándonos
¿Es mucho pedir?
Texto: Daniel Calderón Martín
Imagen: Google

19 de mayo de 2010

Aquella vieja canción

Ella estaba lo suficienteme loca como para recorrer miles de kilómetros subida en sus zapatos de tacón. Y aunque fuera de puntillas, siempre supe que nadie podría impedir que se fuera a comer el mundo a pedazos. Solo soñaba, soñaba, soñaba...y vivía como nunca nadie se atrevió. Recorría cada cuerda a su paso sin sentir como la fuerza del vértigo la intentaba tirar para abajo.
Fue impresionante ver como se arrancaba el alma y la sacaba por su garganta, sin temer que descubrieran en ella su vulnerabilidad, ver como la miel empalagosa de sus ojos se intercambió por cada destello del sol que removía en sus pupilas el secreto de la felicidad.
Era eco de poesía, cada brizna de la magia que ella creía de verdad. Era la sangre echándose a un lado para dejar paso al talento. Era el grito a bocajarro del arte de sentir.

.....Vivió toda una vida en tan poco tiempo que se le apagó la voz.

Ya no tiene guitarras colgadas en las paredes, ansiosas por ser acariciadas, no tiene alma para volver a tocar.
Incluso aquel piano confidente, que guardó secretos en blanquinegro, hace tiempo echó a volar por el balcón.
Y aunque ahora su esencia ha dejado de tener rock, aún puedes escuchar entre los restos de humo y de carmín que se ahogan en el corazón, el susurro estremecedor de aquella vieja canción que a tanta gente emocionó.

[Quizás algún día encuentre el camino de regreso, y se suba de nuevo a sus zapatos de tacón, y volvamos a escuchar la mágica voz que emite cada latido de ese marchito corazón]

La voz volverá con su tonalidad nostálgica a rasgar notas de dolor. Se encenderán de nuevos aquellos focos polvorientos y el sonido destrozará cada amplificador. El griterío levantará cada estadio lleno, y las guitarras volverán a morir contra el suelo. Que comience el show....

Texto: Daniel Calderón Martín
Imágenes: Google

17 de mayo de 2010

Tú que viste...

Tú que viste la inclemencia del día y la tiranía de la noche. Tu tierra desértica agrietada por sus venas. El lento caminar del agua anaranjada. El cielo sin cielo, abatido.
Tú que viste en tus manos caer el agua plomiza, y el plomo lloviendo sobre tus gentes. El brillo de la vida abandonando miradas, la inocencia destruida a edades muy tempranas.
Tú que viste cada paseo de la muerte sacudiendo sin contemplaciones tu pecho. El vaivén de las sacudidas temblorosas que te regala el miedo. El manto negro del paludismo y el juego sexual del Sida.
Tú que viste morir el amor en tus brazos y nacer la humillación por no poder salvar tu hogar en tu vientre. Tú que moriste cientos de veces empuñando pistolas inventadas.
Tú que viste a tú alrededor montañas de cuerpos y de piernas mutiladas teñidas de escarlata. El temor de caminar y pisar una mina antipersona
Tú que viste el hambre y la sed en tu piel y en otras pieles, tu que viste la desesperación, la agonía, la impotencia…instalándose en tu alma. Tú que viste la onda expansiva de la guerra, y el eco del dolor. Tú que viste en tu piel un color diferente. Tú que viste el desgarro que provoca la pérdida de los hijos. Tú que viste la muerte sin tan siquiera vivir. Tú que viste el maltrato del tiempo. Tú que viste en tu garganta palabras despobladas. Tú que viste en tus ojos lágrimas de metralla. Tú que viste…

“Tú que viste tanto y sin embargo nada de todo ello duele tanto como gritar al mundo puñetazos cargados de verdades y que este mire a otro lado. Que espeluznante debió ser haber podido ver el verdadero rostro de la humanidad”
Texto: Daniel Calderón Martín
Imagen: Google

16 de mayo de 2010

Vacío y dolor




1/3





Bajo un paraguas azul que detiene la lluvia al caer la vida se ve gris. Y si al otro lado estás tú fundiéndote en un dia beige ya no habrá en mi vida color.
Y quizás no sabes tú, lo tan cerca que estoy de ti como para ver que te revuelcas en otra piel
Solo
quiero empezar a contar marcha atrás los doce segundos que pusieron mi corazón del revés.





...12...
...11...
...10...
......
...
..
.


2/3





Nuevamente es difícil respirar porque los suspiros duran tanto…¿Cómo puedo dejar de sentir constantemente dolor en el alma cuando todo soy alma, cuando todo es dolor?

3/3





Hipotéticas son las palabras que se pasean por tu boca, solo son un grupo de sonidos que no penetran en mi mente. Será el viento quién la arrastre, sin problemas hasta el lugar que pertenece. No hay lugar mejor que el olvido para las palabras vacías, inertes, impersonales….

* Quizás mañana, o tal vez pasado, pueda llegar al final de la cuenta atrás sin atragantarme ni con lágrimas, ni con recuerdos, ni con palabras malsonantes. Quizás mañana, o tal vez pasado, la lluvia se marche y pueda ver en el cielo un arco de colores

Texto: Daniel Calderón Martín

Imagenes obtenidas de Google

15 de mayo de 2010

La niña y la isla bajo el mar



Título: La niña de la lista de Schindler
Autora: Stella Müller-Madej
Editorial: Martínez Roca
Nº de páginas: 311
Fecha inicio lectura/ Fecha final de lectura: 5-04-10/ 11-04-10
Nota: 8.5

-Sinopsis-

Estamos en 1939. Stella es una niña polaca de nueve años. Ese año, Alemania invade su país. El objetivo del píis es eliminar a todos los judíos de Europa. Stella es judía, por lo que ese invasor que no hace diferencia de aspectos físico, de educación o de clase, la obligará a ella también a ir a parar a un campo de concentración.

-Crítica-

La niña… no es una historia concreta sobre un determinado suceso en aquella barbarie conocida por todos. Es la autobiografía del largo, lento y agónico camino cronológico de principio a fin que tuvieron que recorrer, obligados, cientos de miles de humanos, pero es más concretamente, la vida de Stella y todo lo que sucedía a su alrededor.
Cada página se hace imprescindible en esta absorbente historia. De cada letra se desprende además de tinta, la sangre y el miedo, la crueldad…que te produce constantes descargas que recorren de arriba abajo la espina dorsal.
Creo que la autora acierta al no volver más violenta, sanguinaria o escalofriante la historia para hacerla más llamativa pues dicha historia ya lleva impresa esa carga de adjetivos sin tener que usar añadidos para adornarla, y hace que vivas la realidad, tal como fue, en sus propias carnes con lo que ello conlleva...La inocencia que día a día se va desquebrajando, el coraje, la lucha y el sacrificio de sus padres…la crueldad de los nazis, la unión, por una parte, de los humanos, y por otra la destrucción de los mismos.
La niña es un libro agonizante que no te dejará indiferente. Se lee rápido por esa dosis de agonía que constantemente te cede para que tengas ansias por continuar leyendo. Vale la pena leerlo




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Título: La isla bajo el mar
Autora: Isabel Allende
Editorial: Plaza y Janés
Nº Páginas: 511
Fecha Inicio/ Fecha Final: 19-04-10/ 25-04-10
Nota: 10


-Sinopsis-

España cede la mitad de la isla la Española a Francia. Los colonos franceses llegan a la isla y utilizan las tierras recién compradas para cultivar caña de azúcar, un negocio que siempre tendrá beneficios. Para trabajar en los campos compran esclavos negros procedentes de África. Esa especie es cierto que físicamente es portentosa, pero por lo demás están muy por debajo de lo que son los blancos. Todo es cuestión de escala. Por lo que, que los negros trabajen de sol a sol, sin libertad, con castigos físicos, eso va con su naturaleza.
Valmorain llegará a la isla por los graves problemas de salud de su padre, que terminaran matándolo, por lo que se tendrá que hacer cargo, él acostumbrado a la aristocracia francesa, de esa plantación donde su vida dará un giro completo.
Allí llega Zarité, la protagonista de esta historia. Esta joven esclava luchará por lo que más desea en el mundo, su libertad.

-Crítica-

Increíble historia sobre los enfrentamientos interraciales y la diferencia entre culturas. Pero esta historia es mucho más, es la lucha a bocajarro por la libertad mucho más que depender de un dueño, es hacerlo por lo que eres, por quién eres. Es una leyenda de sueños utópicos, de amoldarte a los acontecimientos que sacuden tu vida por conseguir lo que deseas. En esa carrera de fondo Zarité vivirá cosas espeluznantes, conocerá el amor de diferentes formas y se lo arrebataran por ser lo que es, una simple esclava que depende de un dueño, Valmorain, que hará con ella lo que le plazca en todo momento. Pese a todo, Valmorain es de los mejores dueños que habitan por aquellas lejanas tierras y no está de acuerdo con que los esclavos reciban castigos físicos.
Solo es el principio de una historia de estrellas, de música, de bailes, de sacrificio, de una lucha eterna que aún no ha dado sus frutos, de amor, de poesía, de supervivencia, de escalofríos, de mentiras disfrazadas y de realidades…de libertad

Es una historia contada en un susurro que acaricia todo tu ser. Es leer y leer por adicción, por el placer que sientes al hacerlo. Es entregarte a cada letra de cada página para que te enamoren.
Una historia mágica que hará las mil delicias a cualquier lector que preste un poco de tiempo a leer este libro. Notará en cada segundo la tensión de cada letra ametrallando su alma, donde seguro al terminar de leerlo, habrá ganado un pedacito de la misma donde permanecer por siempre. Hay libros que tienen su publico, y pueden gustar más o menos, y hay algunos, muy pocos, que consiguen que cada uno de sus lectores queden prendidos de ellos. Este es uno de ellos

14 de mayo de 2010

War Feelings

Puedes atarme en las auroras volátiles que proyecta tu cuerpo desnudo y mantenerme prisionero en el umbral de lo desconocido.
Puedes desterrarme a silencios cobardes que te protejan de mí cuando morimos abrazados en los límites precarios de jadeos sexuales primitivos.
Puedes correr, si quieres, a contracorriente y dejar de pelear en esta guerra de actos nucleares y de sentimientos autodestructivos, pero hagas lo que hagas te perseguiré más allá del fin de tu mundo, porque yo que amaso vida a golpe de latido tengo que escapar de esta telaraña racional y abandonar este cuerpo que dominas, porque desde que la vi dejé de pertenecerte.





Texto: Daniel Calderón Martín
Música y Videoclip: Adam Lambert.- Whatalaya Want from me

4 de mayo de 2010

Puede ser

Puede ser que en el horizonte descubras a la serpiente que se arrastra en tú búsqueda dejando tras de sí rastros de su piel, y que te impresione cuando te atrape y te susurre que tus labios son la tierra fértil donde brota la fruta prohibida, cuyo sabroso jugo, a veces, logra escapar de la cárcel por sus comisuras. Puede ser que entonces yo aparezca, dispuesto a vender mi alma al pecado por poder mordisquearlos.
Puede ser que me sorprenda….
Puede ser….
Puede ser que me envenenes a caricias y que el antídoto se haya acostumbrado a deslizarse por tu piel, y que me excite con solo pensar en recorrerla para que me grite silenciosa cada una de las historias de nuestro ayer. Puede ser que me aprisiones entre tus paredes y que los latidos de tu corazón traspasen cuan espada mis propias paredes.
Puede ser que me ilusione…
Puede ser…
Puede ser que seas la cal y yo la arena que por una puta vez se mezclan en la homogénea, y que el universo tenga decidido parar de pensar en nosotros y se vaya a descubrir la autenticidad de lo que tienen otros dos, otros que no libraron miles de batallas a ras de alma, aceptando heridas del corazón a bocajarro…Puede ser que siempre estemos al otro lado, cada uno en diferentes bandos, y tengamos que retar al orgullo propio, ese que nos impide alzar la bandera blanca.
Puede ser que nos destrocemos…
Puede ser…
Puede ser que flotemos como pompas de jabón rodeadas por el miedo a explotar y que nuestro ser se esparza en la superficie de aquella bañera de aquel hotel donde hicimos del amor algo para principiantes, y convirtamos esa imagen en nuestro mejor recuerdo, en una eterna leyenda que contará la incredulidad de otros. Puede ser que siempre seamos ese porcentaje de agua necesario en el cuerpo del otro.

Puede ser que nos alejemos….
Puede ser…
Puede ser que soñemos y esperemos a dar la vuelta y reencontrarnos en el lado contrario.
Puede ser que tengamos todavía mucho más que decir
Puede ser que nunca debiéramos salir de aquella bañera y hacer inmortal esa secuencia fotográfica.
Puede ser que deseáramos ante una estrella que nunca fue fugaz
Puede ser que el caprichoso universo no pueda parar.
Puede ser…
Por poder puede ser…
Pero hoy incompletamos, a mitad de camino, este tú y yo que tanto nos dio sin habernos podido extirpar esa espinita que nos pedía mucho más. Puede ser que lo que matamos, algún día resurja cuan Ave Fénix, y esa llamarada que por mucho tiempo incendió nuestro cuerpo vuelva para encender viejas cenizas.
Puede ser…

TEXTO E IMAGEN: DANIEL CALDERÓN MARTÍN