28 de noviembre de 2011

Marie Sabillon

La vida postrada en una cama después de una vertiginosa vida de glamour y excesos, debía suponerle a Marie Sabillon una auténtica penitencia, aunque ella se empeñara en decir que no había vivido algo tan excitante como ver los casi imperceptibles cambios del mismo cuadro cuyo marco era un gran ventanal de madera de roble. Lo consideraba todo un reto, y según ella, aquello era lo más real que había hecho en su vida; pero por muy tenaz que fuera, o por mucho que intentara aparentar, la naturaleza del verde de sus ojos, al igual que cualquier otra naturaleza, estaba pereciendo durante ese frío otoño. Y aunque no había pasado mucho tiempo, por mas que intentara recordarlos ahora, no conseguía vislumbrar el momento exacto en que perdieron el firmamento y comenzó la decaída hacia lo que se convirtieron: una mirada perdida, nostálgica, de ultratumba.
La señora Sabillon siempre estuvo dotada de una belleza de esas que dejaban atónitos y medio temblando a cualquier caballero que se acercara a ella, incluso en algunas ocasiones también le había ocurrido a alguna señorita, aunque mayormente lo que suscitaba en su mismo sexo era una extraña animadversión. Apunto de cumplir sesenta y un años, y hasta cuatro meses antes, cuando le diagnosticaron la enfermedad, seguía manteniéndola en su máximo apogeo, dando la sensación que cuanto más tiempo pasara más bella era, como si hubiese hecho un pacto con el mismísimo diablo; sin embargo cuando los años al fin cayeron, cayeron todos de golpe... No existe en toda la mansión un espejo, cristal u objeto que refleje su imagen desde entonces.

-Señora Sabillon-pronuncié desde el otro lado de la puerta para informarle que me disponía a entrar en la estancia- ¿Esta despierta?
-Pase Audrey- susurró dejando en las palabras toda la fuerza que le había costado reunir durante bastante tiempo.
Entré en aquella inmensa estancia color crema y muebles blanco hueso. Solamente esa habitación podía albergar en ella toda una casa parisina normal. Enfrente, la señora, estirada en la cama matrimonial, trataba de mirarme entre sus ojos entrecerrados que conjugaban con una tez blanca casi transparente, y con una media melena rizada y canosa, enmarañada en un moño mal hecho, dándole todo ello un aspecto escalofriante y fantasmal
-¿Como ha dormido hoy, Señora Sabillon?- pregunté mientras abría el ventanal para que el aire ventilara la habitación
-Como siempre, ya sabe querida cuan miedosa soy con todo el asunto.-pronunció con un deje desesperado mientras le guiñaba un ojo de complicidad.- Por cierto, ¿Que es lo que tiene en las manos?-pronunció velozmente
-Le he traído una sorpresa- sonreí maliciosa.
-¿Ya?- esbozó un intento de sonrisa- Me sorprende que lo haya conseguido tan rápido.
-Aquí tiene-dije dejándole el tomo en sus huesudas manos- Hasta dentro de tres semanas no sale a la venta




[Le lac de lucioles sans lumière]
[El lago de las luciérnagas sin luz]
[Madame Claubert]


Entonces, aunque quizás solo fuera una ilusión, una estrella volvió a brillar en lo más profundo de sus ojos, aunque solo fuera momentáneamente
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Así comienza Madame Claubert, mi nueva historia
¿Crees que podrás resistirte?

25 de noviembre de 2011

Andamios



Hoy os escribo una entrada breve, y es que me parece muy curioso que justamente se hayan unido las reformas en dos mundos paralelos pero muy diferentes.
Como véis, esto está patas arriba, y en un constante cambio, pero ya faltan pocos detalles y circulamos. Ya hay bastante cosillas preparadas
...Y resulta que curiosamente el mundo real está patas abajo, es lo que tienen las mudanzas, que como dije en la entrada anterior, estoy de lleno en una transición, aunque no os creáis que me muevo del sitio, es más algo vital. Y debido a ello, a una serie de lo que muchos llamarían problemas, traiciones, decepciones, etc... con gente cercana ( irónicamente ocurrió justo al día siguiente de publicar "Entreguerras")... a causa de la maldad humana, he estado un poco liado. No os preocupéis amigos, estoy realmente genial, aunque resulte curioso, es a causa de tres motivos:
1.- No eran amigos, aunque hace tiempo lo fueron
2.- Soy muy intuitivo, y ya lo veía venir de lejos
3.- Y además me quito la maleza de golpe. ¿Que más puedo pedir?

Poco más. Os dejo una foto mía que hace tiempo que no publico, es más, creo que no he publicado ninguna en este blog, para los que no me conocíais :)
Y simplemente recordar que Freddy Mercury hace 20 años que murió, y aunque él dijera que el show debía continuar pienso que sin él la cosa está un poco mustia. Como me gustaría viajar al pasado y vivir uno de sus espectáculos. Besos

[Errar quizás sea lo más humano de lo que disponemos si al hacerlo nunca és nuestra voluntad el dañar. Si premeditadamente así fuera, estaríamos tratando con alguna clase de bicho ]

21 de noviembre de 2011

Entreguerras

Está claro, definitívamente lo mio no son las transiciones. No consigo sentirme cómodo en el paso intermedio de una etapa a otra. No puedo convertirme en un frío espectador y dejar pasar el tiempo mientras veo como todo lo que me hizo sentir bien empieza a agarrar algunas tendencias suicidas. Y se autodestruye, y recuerdas, y duele... No sé hacerlo. No consigo una sucesión homogénea, y todo se vuelve caótico, incluso en ocasiones estrafalario. Y así, sin darme cuenta llegó aquella vez un nuevo Big Bang.
Vuelvo a dormir mal y a deshoras. No consigo parar de darle vueltas a la cabeza, de tratar de encontrar cual fue el detonante que hizo que todo lo que hace nada fue, se estropeara. Supongo que este es el pago de vivir una vida a destiempo.
Miro hacia atrás y descubro en esta etapa dada de si, un reguero de colillas en el suelo que no resistieron y cientos de promesas en el cielo que posíblemente ya no se cumplirán: Para siempre-decía una- Cuando me necesites, estaré ahí-decía otra o incluso un- Nada ni nadie...- que siempre hay en cualquier reproche... pero esto no lo es, esto es un fin, un no quiero dejar que esto se estropee más, que nos odiemos, y que nos olvidemos de todo lo que hemos aprendido y nos hemos dado. Quisiera recordar, y sonreir, y quizás algún día reencontrar y sentir encogerse el pecho y abrazar, y besar, y susurrar: "Te he echado mucho de menos", y sentarnos y contarnos como nos va, y rememorar como nos fue...

[Y ver en un cielo de colores ocres y morados como todo lo que se creó se destruye en el mismo intervalo de tiempo. Y sentirme feliz ante ese Big Crunch del horizonte que quizás todavía tarde algo en llegar. Y despedirme con un hasta luego, porque nunca se sabe hacia dónde llevará la siguiente puerta... ]